Es la capital del departamento y al lugar a donde se llega para luego emprender la experiencia al interior de la selva. No es una ciudad bonita, ni hay muchas actividades por hacer allí. Lo más importante es ir a visitar Tabatinga en la frontera con Brasil.
Para dormir le recomiendo el hotel Decameron Decalodge Ticuna y para comer algo típico le recomiendo el restaurante “Tierras Amazónicas”.
La experiencia nuestra fue tomar un bote en Leticia y navegar por el río Amazonas durante dos horas hasta llegar al municipio de PUERTO NARIÑO. Dicha población se destaca por la organización, la limpieza y la ausencia de contaminación, entre otras cosas, porque a pesar de tener calles pavimentadas, allí no existen los automóviles. Es necesario buscar en Puerto Nariño el mirador que facilita una vista de 360º sobre la selva amazónica. De las pocas opciones para dormir allí es el Hotel Lomas de Paiyü, una residencia sencilla pero limpia, donde el agua es de lluvia y no hay luz sino hasta cierta hora de la noche. otro que me han recomendado es Eware refugio amazonico.
Parque Nacional Natural Amacayacu:
Después de dos horas a lo largo del río se llega al Parque Nacional Natural Amacayacu, majestuosa reserva de 294 mil hectáreas en la que conviven 150 especies de mamíferos, 468 de aves y otra cantidad no determinada de reptiles. Asimismo, sobre las aguas tranquilas en inmediaciones del parque, se aprecia la Victoria Regia, planta acuática cuyas hojas redondas alcanzan diámetros hasta de dos metros.
Gracias a que el parque cuenta con infraestructura de alojamiento, es posible reconocer el lugar y los atrayentes cercanos durante dos o más días. Paseos por la selva en el sendero Nainekumaw, canotaje nocturno por la quebrada Matamata, escalada de árboles y caminatas entre los doseles, visita a tribús aborígenes o un viaje en la casa flotante son algunas de las muchas cosas para hacer en esta área protegida.
Lago de Tarapoto:
Por la misma vía del pueblo y navegando el río Loretoyacu, afluente del Amazonas, aparecen los lagos de Tarapoto, que deslumbran por su limpieza, calma y porque en sus aguas habitan los espectaculares delfines rosados, una especie cuyo origen los nativos se la atribuyen a una leyenda, según la cual los dioses tribales sintieron tanta envidia por la belleza impresionante de un indio que decidieron convertirlo en delfín. Con paciencia y la calma que brinda el paradisíaco escenario, es muy posible apreciar la mágica danza en el agua de esta escasa, rara y bella especie.
Isla de Los Micos:
Durante la travesía por el Amazonas se pasa por la Isla de Los Micos, ocupada por juguetones micos fraile, que a pesar de ser esquivos ante la presencia humana, son generosos al dejarse apreciar con relativa facilidad. Antes de llegar a esta isla, ubicada frente al corregimiento de Santa Sofía, están varias reservas naturales pobladas por nativos como Marashá y Zacambú, situadas en la orilla peruana del Amazonas.